martes, 3 de noviembre de 2009

HISTORIAS DE UN MOJADO.- Por un emigrado mexicano desde los E.U.

LO NEGRO DE LOS NEGROS...
Hubo un tiempo en que no hubo más que vender paletas, todo fuera por gruñirle a la gorda y porque el tío Sam de plano no me dejó de otra, fingiendo no ver mis amplias capacidades y aptitudes. (Pero, bueno, tampoco mi patria las apreció).
Así que con mi carrito y su tintineo de campanas en el maneral, ("Paletas Sarita, 599 s. Ascot st. Compton CA. Mexican style”) portando uniforme, mandil y gorra blancos, me encaminé a los barrios de negros, creyendo que son tragadores consuetudinarios de bolis y paletines de hielo. (Cuando mejor debí llevarles bollos y Negritos Bimbo, Pingüinos Marinela, o Gansitos: Recuérdame).
Toda persona de acuerdo a su filiación, raíces étnico—culturales, y hasta preferencia sexual, es como elige vecindario, cuando se puede, y si no, lo que caiga es bueno.
Los barrios de negros están al sur de Los Angeles y es la africanización del american way life, el estilo de vida de la briosa raza afroamericana, consentida del tío Sam ahora en la administración Obama. “Luchar, vencer, los blancos a barrer”, decían algunos extremistas afroamerican anarchist activists, o sea alborotadores de color que quisieron recordar los días y noches de pesadilla en que la guerra civil se desató en esos barrios donde circula la mota, prolifera la prostitución y se vive en un ambiente de holgazanería y vandalismo. Compton, Lindwwod, Carson, Crenshaw, Willmington, etc., son de esas ciudades broncas donde la cosa se puso color de hormiga, hormigas oscuras, prietotas.
En las líneas de bus que se enfilan a esas zonas calientes yo soy rubio y de ojo blu, en comparación con los negros. Mi piel morenaza atrae la mirada de aquellas acaneladas negras y despierta la agresividad de sus mayates maridos, mayate es el calificativo para la gente de color.
Claro, hay zonas de negros de mayor catego, casas lindas y elegantes con autos superlujosos, individuos impecablemente vestidos, mujeres muy bonitas, negritas pero muy bonitas, o sea no tan trompuditas como la mayoría.
Desdeñando, no por prejuicio sino por estratégicas razones comerciales, las áreas jodidonas, me interné con mi carrito por la mencionada zona de catego, pero, ándale que se me ocurrió pisar el pasto de una casa y la banqueta con los zapatos mojados, al meterme al jardín para tomar un poco de agua del grifo. Nunca lo hubiera hecho, estos negros tan bien vestidos y sofisticados me armaron una bronca que ya casi me deportan ahí mismo. Como dice mi tía Amparo, son muy ardilosos estos tizones.
Quien me gritaba era el tipo, porque la nena negrota empezó a dedicarme miradas de índole sexual, en cuanto vio mi tez de bronce. Esto, obvio, encendió más al individuo, que de plano (incongruente) quería que le arreglara el pasto y le aseara la banqueta, que había quedado hecha un asco con el lodo de mis zapatotes.
Di media vuelta y me largué, dejándolo con sus gritos. El vecindario me echó ojeriza. No vendí nada. Y en respuesta eliminé esos barrios de mi lista de clientes consentidos.
A ver ahora quién les refresca el gaznate, malagradecidos.

3 comentarios:

saiz dijo...

Me gustan estos relatos que pones aquí, y más sabiendo que son reales.

En este caso me llama la atención la insensibilidad de la población negra de EE.UU. hacia los actuales inmigrantes.

Aquellos afroamericanos son descendientes de esclavos, de seres humanos arrancados de África y transportados como sacos a América (los que sobrevivieron a la travesía) para ser vendidos y explotados de la forma más ignominiosa.

Pero, ahora que son ciudadanos americanos y algunos de ellos han alcanzado una buena posición social, se olvidan de eso y tratan con desdén a quienes han tenido que emigrar desde su mundo pobre.

Supongo que a esto se refiere el autor cuando habla de "briosa raza afroamericana, consentida del tío Sam ahora en la administración Obama...".

En fin: no cabe duda de que los explotados pueden, llegado el caso, convertirse en explotadores. De que quienes han sufrido injusticias y humillaciones pueden, sin ningún problema, infligírselas -a su vez- a otras personas. Lamentable.

Susy dijo...

El refrán dice:"NO pidas a quien pidió no sirvas a quien sirvió".
Besos

Blanca dijo...

Hola, gracias por la visita,interesantes reflexiones, Saiz, y también tu refrán Susy,me hace pensar, en Gaspar, este amigo mio y vuestro que escribe esta nota, maestro, que hoy sirve como cocinero en un restaurante, y que volverá a otra posición social luego, ¿como encaja en este refrán? y a fin de cuentas, todos servimos.
¿sera que el concepto'servir' ha cambiado de contexto y significado?