lunes, 21 de febrero de 2011

Historias que contrastan con las que publican los periódicos

Viajaban tres personas a su trabajo, dos hombres, una mujer, la dueña del vehículo que como tantas otras personas, lo comparten para reducir gastos, viajar acompañados y sentirse mas seguros, no viajar solos.

Llevaban puesta música en la radio.

De pronto, el hombre vio rojo, si, sangre, en la cabeza de la compañera, ella detuvo el auto porque sintió un golpe extraño, el, sintió correr algo caliente en su espalda. No entendían que había pasado, lógico, esas eran heridas de bala pero no vieron a nadie, no oyeron nada, no sabían que ocurría.

Heridos, orillados en el camino, esperaban ayuda….¿ quién y como los ayudaría si ahí no hubo balacera, intercambio de disparos, persecución, accidente automovilístico.

El tercero en el auto, conmocionado, a punto de histeria o quizá mas allá, empezó a correr y gritar.

Vendrán a ayudarnos, dijo la señora, fue lo último que dijo, murió. El herido, ya no supo de si.



Despertó en un hospital, y la policía quería que se declarara vendedor de droga, el se negó rotunda y repetidamente, Somos obreros, íbamos al trabajo, no se que pasó. ¿Quién y por que nos disparó? Aún no lo sabe.

La prensa dijo que después de una persecución, a un vendedor de drogas y a la amante de un gran narco, los habían balaceado unos, desde luego, desconocidos.

Tres reputaciones manchadas, una historia creída por los lectores, la soledad alrededor de aquel que aún no sale del hospital, operación tras operación porque la bala expansiva le destrozó varias vértebras y los amigos, ponen tierra de por medio “no vaya a ser”.

Todos contentos, no hay victimas civiles, solo guerra entre narcos.

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