lunes, 19 de octubre de 2009

CARTAS QUE NO SE ENVIAN.

Hay ocasiones en que nos avergüenza mostrar los sentimientos, de ahí, surgen cartas que nunca hemos enviado, esta puede ser una de ellas.
Querido primo:
Desde que supe que perdiste a tu hijo, mi corazón lloro con el tuyo. Quise correr a tu lado y consolarte pero poco valor tengo para ello, entonces, rogué a Dios que la vida en rededor tuyo pudiera llevarte poco a poco al consuelo de aceptar lo irremediable.
Creo que ahora en el tiempo transcurrido habrás pasado ya por las diferentes etapas de la aceptación y tu dolor habrá disminuido un poquitillo.
Sé que con el transcurrir de la vida has recuperado ya tu sonrisa que tú y tu familia se consuelan y se apoyan y que en la ternura e la sonrisa del resto de tus hijos han encontrado el motivo de vivir y de seguir unidos. Creo que llorarán a veces, tu y tu compañera, recordando ese pequeño, pero reirán también cuando hablan de su forma de ser, de u travesuras y sus notas ingeniosas, de su inteligencia y de su ternura.
Piensa, amigo, hoy que tu dolor tal vez ya no es tan grande, en que habemos muchos que los queremos y que quisiéramos habernos fundido con su ser, para traernos cada uno un poco de su dolor y que por eso se les hiciera mas pequeño, pero cada uno hemos tomado nuestro camino, y a veces no estemos cerca ni física ni emocionalmente, para llegar y abrazarlos con fuerza y decirles: déjenme llevar yo su dolor un rato para que tu corazón descanse y puedan seguir viviendo.
Solo una cosa mas pido para ustedes, que ese dolor no los haya separado, que lo hayan compartido en vez de encerrarse cada uno en él, olvidándose que el otro también quería a su hijo, también llora por él y también quiere ser consolado y saliendo un poco de su dolor cada uno, hayan acudido en ayuda del otro,
Con todo mi corazón, al despedirme les deseo que el amor siga poniendo un bálsamo en tus heridas y que las borren un día.
Ese bebé que viene en camino, les ayudará haciendo una nueva vida, una nueva unión.
De corazón, su pariente. SAGA.

11 comentarios:

Susy dijo...

Uf,me has hecho llorar.Yo perdí hace muchos años (20 años) a mi primera hija.Era muy pequeñita,apenas 10 dias,pero te aseguro que la lloro hoy igual que entonces.Nunca superas una pérdida asi pero aprendes a vivir con ella.Es cierto que,cuando tienes nuevos hijos tienes a alguien a quien cuidar y en quien pensar pero nunca ocupan el sitio que quedó vacio.
Muchos besos

Blanca dijo...

Perdona Susy.Lo siento mucho.

Porthos Baron Du-Vallon de Bracieux de Pierrefonds dijo...

a mi me paso algo parecido, tal vez no me afecto tanto porque decidi cerrar esa parte y seguir el capitulo en el que estoy, aun que es algo en lo que pienso todavia.

Susy dijo...

No hay nada que perdonar,cielo.Besos

Daniel Francisco dijo...

caray! hace 23 años en este mes de octubre perdimos a las primeras niñas -gemelas- despues llego Rosa Angelica, ya tiene 20 años y es nuestro mayor amor y orgullo, pero María del Carmen y Daniela del Carmen se quedaron grabadas en el alma y en la piel, hace mucho aprendí a vivir sin su presencia fisica, aún así, las extraño.

Rufida y ya dijo...

Hola Blanca!
que triste...
La muerte de un hijo es muy dura. Yo nunca he pasado por algo así, es de esas cosas que no se le desean a nadie.
Supongo que se sintió bien liberar tus sentimientos por este medio. No hay que dejarlos atrapados dentro de nuestros corazones, hay que dejarlos salir.
Besos, Rufo

saiz dijo...

Hola, Blanca, tu texto me ha emocionado. Yo afortunadamente no he pasado nunca por tan horrible experiencia. Una vez leí que una posible forma de dividir a los humanos es entre quienes no han perdido a un hijo y quienes sí lo han perdido. Porque es una experiencia que debe marcar muy profundamente. Seguro que el mundo, la vida, los pequeños problemas que nos planteamos quienes no hemos pasado por ahí... se ven de otra manera. Me asombra, al mismo tiempo, la humana capacidad de resistencia, de sobreponerse a un mazazo tan intenso.

Por último, me ha llamado la atención el certero arranque de tu texto: "A veces nos avergüenza mostrar los sentimientos". Esto es una gran verdad que daría para otro debate (muy interesante): ¿POR QUÉ NOS AVERGÜENZA MOSTRAR LOS SENTIMIENTOS?

Daniel Francisco dijo...

Saiz, en mi caso es por la educación que me dieron

Blanca dijo...

HOLA SAIZ, PUES VAYA QUE ES BUEN TEMA.
RUFFITO, HOLA, BIENVENIDA.
TAMBIEN TU, DANIEL FRANCISCO, PHORTOS, SUSY...
GRACIAS A TODOS POR PARTICIPAR...

saiz dijo...

Vuelvo al blog de Blanca y leo vuestras opiniones. Daniel Francisco dice que la vergüenza que en general experimentamos a hablar de los sentimientos procede de la educación. Pero yo creo que esa "educación" que hemos recibido se halla generalizada en la sociedad, de modo que hablar de los sentimientos está a menudo mal visto, aplicándonos todos una especie de autocensura o autorrestricción compartida. La clase de vida que hemos creado nos obliga a cubrirnos con una costra de dureza; de modo que hablar de los sentimientos equivaldría a dar una muestra de debilidad. En fin, creo que puede ser esto, pero tampoco estoy seguro.

Blanca dijo...

POR QUE NOS AVERGUENZA MOSTRAR LOS SENTIMIENTOS??
BIEN: "lOS HOMBRES NO LLORAN"
Por lo tanto, hay que aguantar las lágrimas para ser hombres, no niñas. ¿ Se fíjan que el hombre que falla no se convierte en mujer, sino en niña?
Las mujeres tenemos permiso para llorar y usamos y abusamos de ello.
Hay lágrimas de muuuchos tipos, desde las de coraje, frustración y descepción; tristeza o alegría y las brotadas por situaciones espírituales, muy especiales.
OTR
a situación que no queremos enfrentar, es el abrazo. Tanto hombres como mujeres, tememos que se vea en el abrazo, un acercamiento sexual cuando andamos buscamos protección o ternura, y casi siempre desconfiamos de los móviles del hombre.
Como todo, relativo, no absoluto, no es general, que las generalidades siempre fallan. Es mi pensar y sentir. Espero mas aportaciones, Gracias.