viernes, 13 de febrero de 2009

AMADO ABUELITO

Querido abuelito, es la primera vez que me dirijo a ti por este medio, porque desde que te fuiste, siempre estas en mi mente, seguido ocupas mis pensamientos, te recuerdo con cariño, con admiración, una admiración muy grande. Recuerdo tantas veces como platicabas conmigo, siempre instruyéndome, siempre enseñándome tantas cosas que tu sabías. Mi querido abuelito, de cuerpecito menudo, cabecita redonda y apenas una sombra blanca de cabello tan delgado… con tanta vitalidad te recuerdo abuelo, cuando en algunas ocasiones reunías a parte de tu gran familia en tu casa, donde vivías con tu segunda esposa. La casa con aquel corralote con guajolotes, patos, cerdos y gallinas. Había en la casa un tapanco de madera, que siempre me llamaba la atención pero al que jamás subí. Recuerdo los mil acertijos, adivinanzas y cálculos que me ponías a hacer, las formas en que me hacías poner atención al significado y a la correcta escritura de las palabras. Y eso que tú no hablabas perfecto el español. Quizá abuelita te enseño esas curiosidades del idioma que viniste a aprender aquí.
¿Por que te quise tanto, intrépido abuelo, abuelo tan especial, mi gran abuelo? Hasta la fecha, para mi no ha desmerecido tu recuerdo, nada de lo que admiraba en ti se ha desvanecido como a veces sucede con las personas que admiramos de niños y que cuando crecemos vemos llenos de debilidades y defectos aunque lo sigamos amando. Tu no, cada vez que le cuento a alguien de ti, quiero que te vean grande, sabio e intrépido, un pensador pionero de su tiempo, un rebelde de las costumbres y tradiciones que consideraste imposición sin fundamento, un hombre responsable de su familia; en algunas cosas, soy como tu, abuelo, y te lo agradezco, aunque no pueda compararme contigo. ¿No te sientes orgulloso? Yo se que si lo estarías, porque siempre recibí tu aplauso, después de la enseñanza, siempre me felicitabas, quizá por eso te quise tanto, ahora que lo pienso, porque me hacías sentir inteligente, importante, grande, y de una forma tan sencilla lo hacías abuelito.
Viniste de tan lejos, para encontrar a abuela y tener esos hijos y a esta tu nieta. Quiero creer que viniste a México solo para que yo naciera, así de orgullosa estoy de ser tu nieta, y de llevar tu sangre china, y la mexicana de mi abuela y mi madre y sentir que en mis genes me dejaste aquel germen de la cultura de tus antepasados que tanto admiro. Cuando yo me vaya de aquí, abuelo, por favor ven a recibirme, se que ya tendrás mas cosas que enseñarme para entonces. Te quedas para siempre en el recuerdo de tu nieta

4 comentarios:

Rufida y ya dijo...

Ay! Sé cómo se siente extrañar a alguien que ya no está, de quien aprendimos tanto y de todo. A mí me gusta pensar que esas personas que ya se fueron a otro lugar, me cuidan desde su nueva "residencia" en la que predomina la paz, que van conmigo a donde voy y me apoyan cuando me enfrento a cosas complicadas o confusas. Supongo que a todos nos gusta pensar eso de vez en vez. Bueno, me marcho antes de morir de insolación.
Con cariño,Rufo

david [la rana] ricardo dijo...

no se bien que decir, recuerdo a mi abuelo paterno: aunque no lo conoci muy bien tengo buenos recuerdos de él, dice mi abuela materna que era muy bueno conmigo y siempre le decia a mi no tan buen padre que se preocupara por mi

para mi suerte mi abuelo materno sigue vivo, bueno el es muy bueno y me enseño y me enseña muchas cosas, sus historias de infancia me sorprende, el llego del interior del pais a la ciudad, fue toda una historia^^


saludos!!!

Anónimo dijo...

Creo que esto es una forma de trascender, dejar huella en nuestros semejantes cuando ya no estamos en esta dimensión.
Tu abuelito donde esté debe encontrarse feliz por dejar enseñanzas en tu ser.
Un abrazo.

Acuarius dijo...

Orgullosisimo y maravillado de haber tenido una nieta como tu...con tan alto potencial, con tanto amor en su interior, y tanto deseo de compartirlo con el planeta entero...sin duda, tu abuelo y tú, que grandes seres.
Gracias por ser como eres.