martes, 2 de agosto de 2011

LA GENERACIÓN DE LAS MUJERES FUERTES.

HOY RECIBÍ ESTE CORREO, EL MEJOR HOMENAJE QUE JAMÁS HE LEÍDO PARA LAS MUJERES CONTEMPORÁNEAS. QUISE TRANSMITIRLO A TODAS LAS QUE PUEDA LLEGAR POR ESTE MEDIO, PARA QUE SE SIENTAN RECONOCIDAS, RESPETADAS Y ADMIRADAS. NO SE QUIEN LO ESCRIBIÓ PERO MI AGRADECIMIENTO PARA ELLA.

Allí están, pisando los 50 y algunas esquivando los no muy lejanos 60. Son las defensoras a ultranza, aun con la pena de no poder asistir al próximo ‘asalto’ del largo diminuto de sus faldas. Las que se calzaron los Hotpants con las botas bien largas y ajustadas. Las que se hacían “el turbante” y llevaban el pelo largo y muy lacio. Esas que soñaban como Susanita con el príncipe Azul y adoraban a Mafalda y su ideario.
Aquellas que eran en apariencia la incoherencia con forma de mujer pero engendraron la “generación de las mujeres más fuertes que pisaran el planeta”.
Fueron las que soñaban con el príncipe azul y a la vez caminaron con paso firme y altivo a las universidades. Blandieron las banderas de la “liberación femenina” así como también defendieron apasionadamente las ideales de libertad en lo político. Y en medio de todo eso crecieron, dejaron la adolescencia y entraron en la juventud con los miedos de las dictaduras y las traiciones de quienes representaban sus ideales.
Algunas se encontraron con su príncipe azul. A otras se les fue destiñendo pero ellas se empeñaron en conservar como sea la imagen del azul del que las había enamorado.
Algunas tuvieron hijos e interrumpieron sus sueños universitarios.
Otras lucharon a costa de insomnios salpicados de sus compromisos laborales y cumplieron con todos los mandatos a rajatabla, aún estando solas.
Ahora luchan contra el temido paso del tiempo y lo hacen con la majestuosidad de las grandes, dándoles la bienvenida a las primeras arrugas, defendiéndolas a capa y espada porque son las “señales” de sus vivencias en toda su magnitud. Se volvieron “viejas sabias” y se enfundaron en los mismos jeans que las adolescentes y hasta salen airosas de las comparaciones. Van al gimnasio aunque lo odien. Abandonaron las grasas y carbohidratos para seguir siendo parte de lo que fueron.
Amaron, sufrieron y se cambiaron el color del pelo cuantas veces la depresión, las separaciones, las angustias, las perdidas, los sinsabores, las decepciones, se lo demandaron. Criaron a sus hijos con libertad y aire ‘compinche’. Lloraron a las puertas de los jardines de infantes, en las primeras fiestas escolares. Se aterrorizaron cuando los vástagos transitaban el final de la secundaria y empezaban a decidir sus destinos y hoy están ahí, sabias, abriendo ventanas cuando los sofocos las atacan; arrasando los escaparates de las tiendas cuando “otras” depresiones las invaden y saliendo sin cicatrices porque solo ellas saben de verdad que la vida continúa y hay que transitarla airosamente. A veces los hijos las critican porque ‘no saben nada’. Son descalificadas por esos ‘adolescentes eternos’. Pero son las mismas con un cuerpo que cambió y una historia de vida recorrida con pasión que se calzaron aquellos hotpants. Las que todavía recogen los pedacitos de sus amores y se aprestan a armarlos nuevamente cada día. Son la “generación de las mujeres fuertes”. Agradezcamos que existan, y que hicieran que este mundo sea un abanico de la independencia femenina e ideales de libertad y de Mick Jagger y Paul Mc. Cartney, mezclados con Julio Iglesias y las canciones de Serrat.
Si parecieron y siguen pareciendo la incoherencia con forma de mujer, pero bajo su piel hay un perfecto orden del amor, la entrega, los códigos, la amistad, la vida misma. No cuentes los años, cuenta los recuerdos lindos… estas personas son de la “generación de las mujeres fuertes” el El Sr. las bendiga y las conserve sanas y siempre lindas.

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