En éstos tiempos, si algo ha de
mantener unida a la humanidad, será el recordar o reconocer, que somos Uno, o sea, que todas
las personas pertenecemos a una sola familia, a un solo grupo, que lo que le
sucede a Uno, irremediablemente le afecta a los demás. Si alguien hace daño a
una persona, se está dañando a si misma, porque recibirá en si, ese daño,
multiplicado.
Ya es tiempo de despertar a esta verdad, no podemos seguir sumergidos en
el salvajismo y en la ignorancia, no podemos quedarnos en la creencia de que
alguno es poderoso y diferente, intocable y permanente. Todos somos iguales,
todos sentimos , esperamos, soñamos, deseamos, lloramos, amamos, tenemos
ilusiones; ninguna persona queda fuera de esquema, por mas que se sustente en
el dinero, es igual a todos; por mas que crea que poseer armas lo hace
poderoso, es igual a todos, todos tenemos el mismo origen y el mismo destino.
Hay una diferencia, reconocernos como personas con un alma, parte de un
espíritu o creernos solamente materia.
No es cuestión siquiera de analizar, es cosa de recordar. ¿Recuerdas
como has vestido imágenes religiosas en tus camisetas, cachuchas, tatuajes? Te
preguntaré: ¿para que? Parecería que veneras, amas, piensas en una divinidad,
en una Madre Virgen, en un Jesús Cristo, puesto que los portas en tus prendas,
medallas, en tu cuerpo tatuado incluso, ¿ por qué? Es porque reconoces tu parte
espiritual a pesar de tu modo de vida, no puedes olvidar que hay algo dentro de
ti que se llama alma y eso es lo que encomiendas a Dios. Por mas que digas que
eres súper poderoso, recuerdas que hay alguien superior de quien necesitas para que vele por tu
verdadero yo, tu alma.
Por lo tanto, amas a un Dios y pides su “protección” en tu vida y en tu
camino.
Y ¿piensas que vistiéndolos, dibujándotelos, dejarás de pagar por lo que haces? Permíteme decirte
que no y también, por qué no te servirá de nada portarlos e incluso aclamarlos.
No te servirá de nada, porque para este mundo terreno, existen leyes, leyes
espirituales, las cuales Jesús
cumplió y llevó al máximo. Tu recuerdas
que Jesús hizo milagros, pero también hacía meditación, se apartaba del mundo a
orar, según leíste u oíste alguna vez en tu iglesia; se apartaba a rezar a Dios
Padre, ayunaba y en alguna ocasión, venció al demonio a pesar de los
ofrecimientos que éste le hizo para llamar su atención. Jesús, hizo todo eso,
tan a carta cabal, tan formal y profundamente, tan bien hecho, que por eso,
podía tener la generosidad de deshacer las cosas tristes, dolorosas y también la
naturaleza misma, o sea hacer milagros: curó enfermedades, resucitó a Lázaro,
porque vivía bien, no se corrompía con las distracciones del mundo, la avaricia,
el deseo mundano, esas tentaciones cotidianas las pasaba de largo. Jesús hacia
bien, y por lo tanto, era excepcional.
Jesús veía en todos, a un hermano, sabía y vivía de acuerdo a esta verdad, que todos somos hermanos y por eso los amaba como a El mismo. ¿Amamos
nosotros a los demás? Jesús no dañaba a nadie, ¿recuerdas tú que alguna vez
dañara a alguien? No, El no, El respetaba esa ley, respetaba a los hermanos, y
no podía ser castigado por ello.
Si nosotros no respetamos a nuestros hermanos, a todos, ¿como podemos
esperar que portar una medallita, una imagen en la camisa, un tatuaje, nos va a
librar del castigo de haber hecho mal y medio?
Amaras a tu prójimo como a ti mismo, porque todos somos hijos del mismo
Dios, respetando esa ley, ese mandamiento, Dios está a tu lado sin necesidad de
pintártelo en el cuerpo, porque el está en tu alma, viviendo como en su casa,
feliz contigo, y sin dañar a los demás no hay penas que pagar, castigos que
sufrir, ni aquí ni allá. A fin de cuentas, atrás de la máscara, has recordado
que tienes alma, has recordado que eres un hijo de Dios, has recordado que eres
hermano de la humanidad completa. Actúa en consecuencia. Pensemos
3 comentarios:
Sea o no Dios, la personalidad de Jesús debía ser fascinante. Por eso tanta gente le siguió. La pena es que los que hoy deberían continuar la estela de Jesús no tienen nada que ver con él. Cuando veo a las autoridades de la Iglesia con esos atuendos y gorros (mitras o bonetes) que llevan, me pregunto qué tienen que ver con Jesús. Ya sé que hablo de lo externo (de lo interior habría mucho más que decir), pero por un momento me imagino qué habría pasado si Jesús se hubiera vestido así. Seguramente nadie lo habría seguido: lo habrían tomado por un friki o un chiflado. La Iglesia se va quedando sin gente a pasos agigantados, y su única salida es volver y seguir al Jesús de verdad.
Algo realmente difícil Saiz, pero otros,siguen sus pasos como pueden y saben,sin la venia de la Iglesia.
gracias por venir, un abrazo hasta donde estás.
Publicar un comentario