lunes, 28 de noviembre de 2011

ÁNGEL TU , ÁNGEL YO.

Hacerla de ángel, ser un ángel. Quien lo dijera.
Los ángeles, esos seres espirituales de los que hemos oído hablar toda la vida, asociados con nosotros como el ángel de la guarda, o que aparecen al lado de los humanos escogidos de Dios, para llevarles instrucciones que la Biblia dice que son trascendentales, pero que quizá en el momento, ellos ni sabían para que se les pedía hacer tales cosas. Permíteme hablarte de cómo veía yo a los ángeles por aquellas lecturas de la Biblia en la Iglesia.
Los ángeles siempre andaban arreando gente. Bueno, bueno, discúlpame, no se me ocurre mejor término, acuérdate como se aparecen a la gente para darle mandatos divinos, jálate para allá, vete para acá, te ocupan en tal lado, tienes que ir a tal otro, ponte a hacer un arca, saca a tu gente de acá, llévala para allá, vete que te siguen, anda que te esperan, huye y yo te aviso cuando vuelvas, vuelve ya. Siempre ordenaban a los humanos cosas urgentes que hacer y generalmente sorpresivas. Grandes seres espirituales, según eso. Los ángeles siguen existiendo. Lógico. Si existieron antes, ¿por que no habrían de existir ahora?
Más hay otro tipo de ángel, otro mas humilde pero que sirve muy bien para llevar recados y dar incentivo a las personas para hacer cosas, impulsarlos a escalar cumbres, de esas cumbres que representan lo cotidiano: ir a pedir un trabajo aquí, proponerse para un negocio allá, irse por una calle que no transitas normalmente y cuando pasas, resulta que tienes el encuentro justo en el momento justo; te evitan que vayas, te llevan la palabra adecuada para tu duda; hacen mil cosas pequeñas que resultan guías para tu vida, a veces te cambian de ruta y resulta una ruta muy importante.
Esos ángeles sin blanco resplandor visible, ni alas, ni sutilidad, ni etéricos, somos todos, tu, yo y la vecina; el tío, el limosnero, el patrón; el vendedor que pasa por tu negocio todos los días o cada tres meses. Son personas que aparecen cuando estas mas nublado, mas atribulado, mas desesperado y te llevan la palabra justa que estabas necesitando para arrancar de ese estado de depresión que te tenía en declive y no nada más síquico, anímico, también físico, económico o emocional. Te dan lo que ocupas, ánimo con amor, impulso con una regañada; instrucciones contándote como se hacen los planes. Te obligan a volver al mundo, te despiertan, a veces con dulzura, a veces con dureza, pero una vez que contactaron contigo, reaccionas y vuelves a la vida, prácticamente.
A veces la cosa no es tan grave, simplemente estás instalado en la comodidad de una vida tranquila en la que subsistes y te ponen de nuevo en el camino de cuesta arriba, órale, a subir escalones, deja la comodidad, tírale a subir, ayuda a otros a salir del pozo, ayúdales a subir también... Hay cosas que puedes y debes hacer, sacúdete las telarañas, la flojera y manos a la obra, no desperdicies tu vida, vuelve a arriesgar, estas hecho para cosas mas grandes de las que has hecho, no te duermas en tu laureles. ¡Muévete!

Es importante que los ángeles sigan existiendo, aunque gracias a Dios por ello, lo importante es que, aunque la iglesia no te llame así, tu también eres ese ángel…tu estás al servicio de la humanidad…tu eres portador de la palabra de aliento, de impulso, de apoyo. Tú estás al servicio de Dios, para servir a los hermanos aquellos que están esperando de Dios. Somos tantos, que tenemos que meter el hombro para ayudar también en esto, en ser el ángel para el amigo o para el desconocido. Por eso hay gente importante para nosotros, para cada uno, porque han sido el ángel que no esperábamos y que mira que de pronto, estuvo a tu lado y te dijo eso que fue fundamental en tu nueva forma de vida. Por eso somos importantes para alguien, por eso debemos hacer un pequeño espacio conciente para decir: Señor Dios, estoy dispuesto a llevar tu palabra, utilízame para ayudar a aquellos que necesitan de ti, yo estoy dispuesto a llevar tu mensaje. Y no te apures, no te vas a poner a estudiar religión, Dios te guiará por donde, y llegarás ahí donde te ocupan, con las palabras y las acciones necesarias, porque Dios es el que manda y todos somos los que aún lo necesitamos y obedecemos.